LA MISMA BATALLA.
Hace cuarenta años Pedro
Joaquín Chamorro Cardenal, en una entrevista que se le realizo poco antes de
morir asesinado, expresó muchas opiniones que parecen hechas hoy en día en el
mismo contexto político y social además de muy acertadas. Dijo Pedro Joaquín:
“Buscar unidad, buscando
pactos o firmando papeles no conduce a nada. Convocar a un plebiscito para que
el pueblo desde abajo decida a quién poner de candidatos, si a los que firman
pactos o a los que nunca han claudicado.
Se debe fortalecer la
oposición nacional, ningún grupo o partido por separado puede enfrentarse con
éxito al Somocismo, para conseguir una unidad política inclusiva y más justa.
Ninguno por separado jamás tendrá éxito en enfrentar a la dictadura.
Diálogo nacional debe ser con
participación amplia para concretar los reclamos y conducir a una solución
nacional sin Somoza. El problema es Somoza, él ha creado los problemas del país
estableciendo una dictadura dinástica a base de represión, de fraudes
electorales, trayendo violencia e insurrección. El diálogo debe ser para salir
de la dictadura, no para transar con la dictadura, que se respeten los derechos
humanos, el derecho a elegir para salir de la dictadura no para alargar la
dictadura con pactos. Nos están quitando algo que nunca hemos tenido y es el
poder de elegir y ser electos, el derecho a elegir libremente a sus
autoridades. El pueblo está frustrado y difícilmente volverá a creer en los
políticos que fueron muy estimados y después pactaron con el tirano”. Fin de las
citas.
Ahora yo me pregunto si para
el actual régimen autoritario y totalitario junto a sus fuerzas armadas y
policiales, es necesario volver a llegar
al extremo del aniquilamiento de una de las partes para abrirse paso a la
democracia y a una verdadera libertad con paz.
Cada día estamos más
divididos, polarizados e irreconciliables y el origen de todo este problema
como todos los problemas que nos agobian es precisamente, el tirano Daniel
Ortega, él es, el único y principal culpable de todo lo mal que va el país y de
todo lo malo que funciona y está corrompido como un cáncer que carcome.
Los que están en la acera de
enfrente, quienes nos agreden, nos insultan y ofenden desde la comodidad del
poder político y del dinero abundante se olvidan que este es también nuestro
suelo patrio al que tenemos derecho a convivir y compartir. Qué lejos está el
COSEP de antes que defendía con vigor y valor a la democracia y las leyes junto
a la libre empresa. Hoy son cómplices del trastorno constitucional y el
derrumbe institucional por la ambición de poder.
Igual que ellos tenemos
derecho a aspirar a la superación, la prosperidad, la tranquilidad de un hogar,
de perspectivas y oportunidades de progreso y felicidad que ahora ellos
acaparan y dominan solo para sus partidarios. Tenemos derecho al trabajo
también sin ser excluidos o marginados como si solo ellos tienen que
mantener a su familia, darles de comer,
vestirse, salir a pasear o entretenerse o como que si solo sus parientes se
enferman y necesitan medicinas o ir al médico, no solo ellos sienten hambre,
soledad, desesperación, frustración o que una casa digna es un derecho
exclusivo para los sandinistas. Nosotros, los que no somos de su partido o de
su ideología, no somos animales o sub humanos ni seres descartables que
merecemos morir de hambre, de frío o de enfermedad porque no somos de su
ideología.
La mayor monstruosidad de un
ser humano y pierde su humanidad, después de matar o asesinar, es cuando
desecha a otro semejante, lo rechaza, lo condena al abandono, al olvido y la
miseria. No hay que jugar con el estómago del hambriento, ni la enfermedad del
agonizante o la desesperación del desempleado ni la frustración del excluido.
Eso es una infamia perversa.
Ing. Marlon José
Navarrete Espinoza.