Rusos imperialistas
Indignante y antipatriótico es la expresión más
decente que pude encontrar como simple y cualquier ciudadano que soy, para
calificar la injerencia militar rusa en Nicaragua, como parte de sus planes
expansionistas de conquistar y colonizar el mundo. Daniel Ortega con tal de
fastidiar a los gringos está entregando nuestro suelo y cielos a los rusos de
Putin, esperando quizás que ante su represión contra el pueblo nicaragüense y
ocultar sus atrocidades, Putin mande barcos de guerra y submarinos nucleares a defenderlo
como con Bashar al Asad.
Rusia jamás ha sido amiga de Nicaragua, en el pasado
nos enviaron armas para destrozarnos entre nosotros mismos, a los rusos no les
importa que en nuestro país no haya democracia, ni respeto a los derechos
humanos o que no exista un Estado de derecho, ni les preocupa que las
instituciones del gobierno estén secuestradas al capricho del gobernante de
turno.
Lo único que le importa a Rusia es convertir a
Nicaragua en una gigantesca base militar de aprovisionamiento a sus barcos y
aviones de guerra y una plataforma de espionaje que sirvan en el futuro contra
Estados Unidos (EE. UU.), lo que nos ubica en el medio de la mira de las
potencias sin ninguna necesidad ni beneficio y si es por el trigo donado, este
salió a un precio demasiado caro porque es pagar a cambio de nuestra soberanía
e independencia.
La Rusia de Vladimir Putin se ha destacado por invadir
y destruir países vecinos, amenazar con sus armas nucleares al mundo y
respaldar a dictadores asesinos, paranoicos y psicópatas que quieren gobernar a
sus pueblos toda la vida, bajo el sometimiento del miedo, el terror y el
silencio de los sepulcros a como hace el régimen se Siria, Irán o Corea del
Norte.
Todos fuimos testigos de la barbarie de lanzar un arma
química prohibida como es el gas sarín neurotóxico contra los pobladores en
Idlib, Siria, matando a casi noventa personas, muchas de ellas bebés, niños,
adolescentes, mujeres, ancianos y hombres de toda edad. Les provocaron una
muerte tan angustiante, dolorosa y de mucho sufrimiento que no es posible ni
concebible que la humanidad siga caminante sin sentir rechazo, horror, condena
o pena. Ante este acto criminal, ni Rusia o Siria y sus aliados sintieron
remordimiento sino que al contrario lo han justificado y defendido. Lo inmoral
para el mundo civilizado es no haber hecho nada como antes, pero la respuesta
de EE. UU. en este caso fue lo más acertado y justo.
Cualquier nicaragüense que ame a su patria debería
hacer sentir su voz de protesta en cualquier medio posible a su alcance.
Váyanse lejos rusos invasores, en Nicaragua no los queremos ni los necesitamos
para que nos usen en sus propósitos imperialistas.
Marlon José Navarrete Espinoza.
11 de Abril de 2017.