lunes, 6 de agosto de 2018

ENTERRAR EL PASADO PARA SIEMPRE.
De las malas experiencias del pasado se aprende a reconocer los errores cometidos y al miso tiempo, en vista de los sufrimientos que padecimos en ese pasado no proponemos no solo recuperarnos, sino también enmendar el daño, resarcir lo lastimado y redimir la conciencia de la culpabilidad. Desafortunadamente no siempre se logra porque en el caso de Nicaragua, el pasado siempre regresa como un fantasma para atormentarnos y espantarnos, nos hace caer en las mismas equivocaciones, maldades y perversidades que regresan a perseguirnos.
Después de todo lo que hemos tenido que vivir bajo el dolor y la pena de un calvario inmerecido, nuestra voluntad de enterrar el pasado debería ser inquebrantable. Ante la patria se debe convertir en una firme determinación que no le permitamos a esos salvajes que nos matan, violentan nuestros derechos, vilmente masacran a nuestros hermanos, torturan y encarcelan en nombre de su ideología totalitaria y partidaria y a quienes ya conocíamos quiénes eran en realidad desde los años ochenta y aún así les dieron otra oportunidad de la que no eran dignos, hoy muestran su rostro asesino ensangrentado de inocentes, esos, ellos, no deben regresar jamás a pretender volver a gobernar. Hablo no solo de la alta dirigencia política, sino de sus cuadros militantes partidarios y de las fuerzas armadas, de su juventud ciega y fanatizada, de su partido y de sus matones que actúan felices de matar sin remordimiento alguno.
Todos son cómplices de los mismos delitos y crímenes de lesa humanidad como han sido las ejecuciones sumarias, asesinatos atroces usando armas de guerra contra civiles desarmados protestando por hacer uso de su derecho ciudadano a la protesta, negar la atención médica en los hospitales públicos a los heridos por las balas del régimen, desaparecer a los opositores sobre todo jóvenes y campesinos, allanar viviendas sin permiso de ley y capturar sin tener autorización, torturar, encarcelar sin el debido proceso judicial y condenar a cientos de personas civiles inocentes con delitos inventados por órdenes abusivas del régimen dictatorial y tiránico de un asesino demente y criminal. Por eso el pasado debe quedar enterrado para siempre y ojalá esta vez los nicaragüenses aprendan la lección y no condenar otra vez a una futura generación otra dictadura peor con más derramamiento de sangre.
Los asesinados por causa de una ambición de poder desmedida, sin escrúpulos ni límites de decencia o de sentimientos, en un reinado de bestias, la violencia se crea y se experimenta al extremo del más puro odio y desprecio por la vida y el pueblo.

LIBERTAD DE EXPRESIÓN ES LIBERTAD MATRÍZ.
La libertad de expresión engloba a cuatro grandes ramas de la libertad humana que resulta irrenunciable e imprescindible para vivir como individuos y sociedad.

Ellas son la libertad de conciencia, de organización, de opinión y de movilización.

La libertad de conciencia refiere a nuestras creencias y principios civiles de una sociedad y la podemos subdividir en conciencia religiosa, política y social.
La de organización hablamos de agrupar la libertad económica donde cada nación e individuos son libres de escoger cómo quieren desarrollar sus vidas en cuanto a recursos materiales y financieros puede disponer o ganarse con su trabajo. Así mismo la social, donde las personas se agrupan en organizaciones para expresar sus ideas.

La libertad de opinión se expresa de forma oral o escrita. Oral en radios, en televisión y en telefonía celular. La escrita en periódicos, tabloides, folletos y revistas.

La libertad de movilización que resulta fundamental para el desarrollo de un país contiene el derecho a la protesta en las calles de manera cívica y pacífica para exigir derechos o denunciar atropellos de alguna autoridad y la otra rama es el transporte o traslado de personas y mercancía para bienes de comercio sea por medios aéreos, acuáticos o terrestres.

Al igual que el derecho a la vida es el primado y más fundamental de los derechos humanos; la libertad de expresión es la madre o nodriza de donde emanan todas las demás libertades y por las cuales el ser humano vive la vida y se desarrolla.
Lamentablemente en nuestro presente muchos gobiernos autoritarios que se convierten en dictaduras se transforman en regímenes que hacen sentir su represión eliminando estos derechos y libertades, pero al hacerlo, al mismo tiempo ellos pierden legitimidad moral, que es donde se basa la autoridad del estado y se condenan a desaparecer con el paso del tiempo, ante la resistencia pacífica del pueblo que canaliza su ira y decepción como forma de protesta en una rebelión civil.
Hace falta siempre de un gobierno que armonice con su pueblo y todas las expresiones sociales y civiles de la sociedad, que no sea excluyente ni margine de las decisiones importantes a sus ciudadanos ni se pliegue a favor de las grandes oligarquías o grupos de poder políticos para favorecer  únicamente a su partidos y sus partidarios ni sea cómplice de los atropellos de grupos de poder económico. La ley y el gobierno deben ejercerse para todas las personas en igualdad de condiciones.
De otra manera nunca podremos presenciar paz social ni estabilidad para crecer tanto como país y como individuos que siempre sueñan y aspiran a algo mejor. La suma de esas voluntades es lo que hace al estado y a  la ley su razón de ser al servicio de su pueblo y de la conveniencia de su progreso colectivo.
El servidor público es un funcionario de sus ciudadanos y está en su cargo para ejercer esa responsabilidad el tiempo que los mismos se lo señalen y si quieren cambiarlo cuando deseen, lo harán sin problema. Su única aspiración no debería ser pretender perpetuarse en el cargo de poder que ostenta sino en servir con abnegación, desinterés, humildad y justicia en su desempeño como funcionario público.

UNIDAD Y SOLIDARIDAD HISTÓRICOS.
Desde hace mucho tiempo no se miraba en los nicaragüenses sentimientos de unidad, cohesión, coordinación espontánea, masiva y sobre todo solidaridad. Habíamos perdido estos valores humanos y nos habíamos encaminado por el salvajismo en la jungla de concreto, del egoísmo y el individualismo bajo lema de “sálvese quien pueda, ese no es mi problema, eso no es asunto mío”. Estos eran anti valores que no identificaban al verdadero nicaragüense que hoy bajo las circunstancias más adversas está sacando lo mejor de sí mismo para compartirlo y ofrecerlo solidariamente con sus hermanos que sufren la sangrienta y bestial represión genocida fascista y fanática  inhumana del régimen tiránico, sin escrúpulos ni mínimo respeto por nada, más que a la figura mesiánica con delirios de grandeza de la pareja presidencial. No somos personas ni mucho menos ciudadanos nicaragüenses con derechos humanos y garantías constitucionales. Para él somos ganado y dispone de nuestras vidas como animales para la cacería.
También es evidente por muy doloroso que parezca, la sociedad civil democrática está dando síntomas de agotamiento, muchos pobladores empiezan a desesperarse y el temor aumenta a medida que la represión es con más barbarie, sin ley ni respeto. Por otro lado la alianza cívica debe buscar una conducción política que funcione a una sola voz.
Resulta impostergable la unión de todos los sectores de la vida nacional que se sabe adversan al gobierno y poder formar un conglomerado sólido, amplio y muy representativo.
Ortega a pesar de los golpes que ha recibido, aún es muy astuto y sobre todo, muy peligroso. Es alguien acostumbrado a la lucha prolongada, sufrió cárcel muchos años de manera que no se impresiona fácilmente, estuvo exiliado mucho tiempo y aunque jamás disparo un solo tiro, es alguien que conoce la guerra y le gusta, como en los años ochenta mientras hablaba de paz al mismo tiempo continuaba atacando para sacar el mayor provecho posible y la mejor ventaja para negociar con fuerza y anteponerse a sus adversarios. Él siempre está en guerra y todo mundo es su enemigo que debe aniquilar,  por eso no dará tregua alguna.
Una vez más insisto que solamente DIOS puede ayudarnos a salir de este tirano. Ya una vez nos hizo el milagro pero no lo valoramos y ahora será más difícil conseguir otro, pero no imposible. Dios espera que acudamos a ÉL con humildad, doblando la rodilla ante su presencia, con perseverancia y sobre todo confianza en su amor y poder. Si no lo hacemos así, no triunfaremos nunca. Dios no es lo que a veces queremos aplicarle a nuestra conveniencia, es decir suplicar de emergencia como si ÉL fuera bombero o un socorrista de la cruz roja y después que conseguimos lo que nos da, nos olvidamos de él y regresamos al carnaval de soberbia y egoísmo en nuestras vidas. Con el Señor no funciona el trueque o el cambalache, funciona el compromiso de fe y de amor. DIOS SALVE A NICARAGUA.
Ing. Marlon José Navarrete Espinoza.



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