ENTERRAR EL PASADO
PARA SIEMPRE.
De
las malas experiencias del pasado se aprende a reconocer los errores cometidos
y al miso tiempo, en vista de los sufrimientos que padecimos en ese pasado no
proponemos no solo recuperarnos, sino también enmendar el daño, resarcir lo
lastimado y redimir la conciencia de la culpabilidad. Desafortunadamente no
siempre se logra porque en el caso de Nicaragua, el pasado siempre regresa como
un fantasma para atormentarnos y espantarnos, nos hace caer en las mismas
equivocaciones, maldades y perversidades que regresan a perseguirnos.
Después
de todo lo que hemos tenido que vivir bajo el dolor y la pena de un calvario
inmerecido, nuestra voluntad de enterrar el pasado debería ser inquebrantable.
Ante la patria se debe convertir en una firme determinación que no le
permitamos a esos salvajes que nos matan, violentan nuestros derechos, vilmente
masacran a nuestros hermanos, torturan y encarcelan en nombre de su ideología
totalitaria y partidaria y a quienes ya conocíamos quiénes eran en realidad
desde los años ochenta y aún así les dieron otra oportunidad de la que no eran
dignos, hoy muestran su rostro asesino ensangrentado de inocentes, esos, ellos,
no deben regresar jamás a pretender volver a gobernar. Hablo no solo de la alta
dirigencia política, sino de sus cuadros militantes partidarios y de las
fuerzas armadas, de su juventud ciega y fanatizada, de su partido y de sus
matones que actúan felices de matar sin remordimiento alguno.
Todos
son cómplices de los mismos delitos y crímenes de lesa humanidad como han sido
las ejecuciones sumarias, asesinatos atroces usando armas de guerra contra
civiles desarmados protestando por hacer uso de su derecho ciudadano a la
protesta, negar la atención médica en los hospitales públicos a los heridos por
las balas del régimen, desaparecer a los opositores sobre todo jóvenes y
campesinos, allanar viviendas sin permiso de ley y capturar sin tener
autorización, torturar, encarcelar sin el debido proceso judicial y condenar a
cientos de personas civiles inocentes con delitos inventados por órdenes
abusivas del régimen dictatorial y tiránico de un asesino demente y criminal.
Por eso el pasado debe quedar enterrado para siempre y ojalá esta vez los
nicaragüenses aprendan la lección y no condenar otra vez a una futura
generación otra dictadura peor con más derramamiento de sangre.
Los
asesinados por causa de una ambición de poder desmedida, sin escrúpulos ni
límites de decencia o de sentimientos, en un reinado de bestias, la violencia
se crea y se experimenta al extremo del más puro odio y desprecio por la vida y
el pueblo.
LIBERTAD DE EXPRESIÓN ES LIBERTAD
MATRÍZ.
La
libertad de expresión engloba a cuatro grandes ramas de la libertad humana que
resulta irrenunciable e imprescindible para vivir como individuos y sociedad.
Ellas
son la libertad de conciencia, de organización, de opinión y de movilización.
La
libertad de conciencia refiere a nuestras creencias y principios civiles de una
sociedad y la podemos subdividir en conciencia religiosa, política y social.
La
de organización hablamos de agrupar la libertad económica donde cada nación e
individuos son libres de escoger cómo quieren desarrollar sus vidas en cuanto a
recursos materiales y financieros puede disponer o ganarse con su trabajo. Así
mismo la social, donde las personas se agrupan en organizaciones para expresar
sus ideas.
La
libertad de opinión se expresa de forma oral o escrita. Oral en radios, en
televisión y en telefonía celular. La escrita en periódicos, tabloides,
folletos y revistas.
La
libertad de movilización que resulta fundamental para el desarrollo de un país
contiene el derecho a la protesta en las calles de manera cívica y pacífica
para exigir derechos o denunciar atropellos de alguna autoridad y la otra rama
es el transporte o traslado de personas y mercancía para bienes de comercio sea
por medios aéreos, acuáticos o terrestres.
Al
igual que el derecho a la vida es el primado y más fundamental de los derechos
humanos; la libertad de expresión es la madre o nodriza de donde emanan todas
las demás libertades y por las cuales el ser humano vive la vida y se
desarrolla.
Lamentablemente
en nuestro presente muchos gobiernos autoritarios que se convierten en
dictaduras se transforman en regímenes que hacen sentir su represión eliminando
estos derechos y libertades, pero al hacerlo, al mismo tiempo ellos pierden
legitimidad moral, que es donde se basa la autoridad del estado y se condenan a
desaparecer con el paso del tiempo, ante la resistencia pacífica del pueblo que
canaliza su ira y decepción como forma de protesta en una rebelión civil.
Hace
falta siempre de un gobierno que armonice con su pueblo y todas las expresiones
sociales y civiles de la sociedad, que no sea excluyente ni margine de las
decisiones importantes a sus ciudadanos ni se pliegue a favor de las grandes
oligarquías o grupos de poder políticos para favorecer únicamente a su partidos y sus partidarios ni
sea cómplice de los atropellos de grupos de poder económico. La ley y el gobierno
deben ejercerse para todas las personas en igualdad de condiciones.
De
otra manera nunca podremos presenciar paz social ni estabilidad para crecer
tanto como país y como individuos que siempre sueñan y aspiran a algo mejor. La
suma de esas voluntades es lo que hace al estado y a la ley su razón de ser al servicio de su
pueblo y de la conveniencia de su progreso colectivo.
El
servidor público es un funcionario de sus ciudadanos y está en su cargo para
ejercer esa responsabilidad el tiempo que los mismos se lo señalen y si quieren
cambiarlo cuando deseen, lo harán sin problema. Su única aspiración no debería
ser pretender perpetuarse en el cargo de poder que ostenta sino en servir con
abnegación, desinterés, humildad y justicia en su desempeño como funcionario
público.
UNIDAD Y SOLIDARIDAD HISTÓRICOS.
Desde hace mucho tiempo no se miraba en los nicaragüenses sentimientos
de unidad, cohesión, coordinación espontánea, masiva y sobre todo solidaridad.
Habíamos perdido estos valores humanos y nos habíamos encaminado por el
salvajismo en la jungla de concreto, del egoísmo y el individualismo bajo lema
de “sálvese quien pueda, ese no es mi problema, eso no es asunto mío”. Estos
eran anti valores que no identificaban al verdadero nicaragüense que hoy bajo
las circunstancias más adversas está sacando lo mejor de sí mismo para
compartirlo y ofrecerlo solidariamente con sus hermanos que sufren la
sangrienta y bestial represión genocida fascista y fanática inhumana del régimen tiránico, sin escrúpulos
ni mínimo respeto por nada, más que a la figura mesiánica con delirios de
grandeza de la pareja presidencial. No somos personas ni mucho menos ciudadanos
nicaragüenses con derechos humanos y garantías constitucionales. Para él somos
ganado y dispone de nuestras vidas como animales para la cacería.
También es evidente por muy doloroso que parezca, la sociedad civil
democrática está dando síntomas de agotamiento, muchos pobladores empiezan a
desesperarse y el temor aumenta a medida que la represión es con más barbarie,
sin ley ni respeto. Por otro lado la alianza cívica debe buscar una conducción
política que funcione a una sola voz.
Resulta impostergable la unión de todos los sectores de la vida
nacional que se sabe adversan al gobierno y poder formar un conglomerado
sólido, amplio y muy representativo.
Ortega a pesar de los golpes que ha recibido, aún es muy astuto y sobre
todo, muy peligroso. Es alguien acostumbrado a la lucha prolongada, sufrió
cárcel muchos años de manera que no se impresiona fácilmente, estuvo exiliado
mucho tiempo y aunque jamás disparo un solo tiro, es alguien que conoce la
guerra y le gusta, como en los años ochenta mientras hablaba de paz al mismo
tiempo continuaba atacando para sacar el mayor provecho posible y la mejor
ventaja para negociar con fuerza y anteponerse a sus adversarios. Él siempre
está en guerra y todo mundo es su enemigo que debe aniquilar, por eso no dará tregua alguna.
Una vez más insisto que solamente DIOS puede ayudarnos a salir de este
tirano. Ya una vez nos hizo el milagro pero no lo valoramos y ahora será más
difícil conseguir otro, pero no imposible. Dios espera que acudamos a ÉL con
humildad, doblando la rodilla ante su presencia, con perseverancia y sobre todo
confianza en su amor y poder. Si no lo hacemos así, no triunfaremos nunca. Dios
no es lo que a veces queremos aplicarle a nuestra conveniencia, es decir
suplicar de emergencia como si ÉL fuera bombero o un socorrista de la cruz roja
y después que conseguimos lo que nos da, nos olvidamos de él y regresamos al
carnaval de soberbia y egoísmo en nuestras vidas. Con el Señor no funciona el
trueque o el cambalache, funciona el compromiso de fe y de amor. DIOS SALVE A
NICARAGUA.
Ing. Marlon José Navarrete Espinoza.
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