DIGNIFICAR LA EXISTENCIA ANTE EL FRACASO Y LA
HUMILLACIÓN.
Los golpes de la vida no
son solamente inesperados e inoportunos, sino que además nos hacen
arrodillarnos y morder el polvo de la derrota, besar el suelo y por si
fuera poco nos pisotea mientras estamos
derribados. No es de extrañar que en más
de una vez, esos golpes que nos doblegan para vernos vencidos y lanzar todo al
traste porque ya no podemos más.
Ante el fracaso de un
sueño muy apreciado que es probable habíamos emprendido con toda ilusión, ante
la muerte de un ser amado, una enfermedad incurable que de pronto apareció, la
traición de un gran amor o de alguien en quien confiábamos ciegamente, la
pérdida de un empleo cuando más lo necesitábamos por tener muchas deudas o el
vacío de una soledad no buscada ni deseada, la desesperación por una amenaza
que no podemos controlar, la marginación de quienes esperábamos algo mejor que
el rechazo y la derrota que nos hace colapsar por destruir nuestra confianza;
es lo que nos lleva al fracaso y la humillación.
Frente a semejante
escenario solamente nos queda reflexionar, meditar y darnos cuenta que debemos
reiniciar de otra forma con nuevas ideas e iniciativas, con creatividad e
inteligencia, de los cual no carecemos y tenemos en abundancia. Admitir que
podemos equivocarnos y que no controlamos todo en la vida, pero tenemos el gran
poder de rectificar y reparar ante lo que hemos fallado, fracasado o sufrido.
Para eso debemos saber
diferenciar los que realmente podemos y debemos cambiar de aquello que no está
a nuestro alcance y no amargarnos o acomplejarnos por tal razón. Dar un golpe
de timón, cambiar el curso de nuestra vida, replantear sueños e ilusiones tan
pronto sea posible y no perder el tiempo en lo pasado, nos ofrecerá
tranquilidad, serenidad y seguridad.
Se abrirán nuevas puertas
que antes creímos cerradas, aparecerán posibilidades que las habíamos
descartado, nuevas ventanas se abrirán en el horizonte para contemplar más luz
que solo oscuridad. Nada está perdido ni es demasiado tarde mientras haya
suspiro de vida como de fe y si hay fe, hay esperanza y con esperanza siempre
habrá un camino para emprender, para que en cada paso hacia adelante vayamos
dejando atrás lo que nos encadenaba a la humillación y el fracaso en aras de
recuperar la dignidad de nuestra existencia.
Marlon José Navarrete Espinoza.
23 de septiembre de 2018.
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