domingo, 23 de septiembre de 2018

DIGNIFICAR LA EXISTENCIA ANTE EL FRACASO Y LA HUMILLACIÓN

DIGNIFICAR LA EXISTENCIA ANTE EL FRACASO Y LA HUMILLACIÓN.

Los golpes de la vida no son solamente inesperados e inoportunos, sino que además nos hacen arrodillarnos y morder el polvo de la derrota, besar el suelo y por si fuera  poco nos pisotea mientras estamos derribados.  No es de extrañar que en más de una vez, esos golpes que nos doblegan para vernos vencidos y lanzar todo al traste porque ya no podemos más.

Ante el fracaso de un sueño muy apreciado que es probable habíamos emprendido con toda ilusión, ante la muerte de un ser amado, una enfermedad incurable que de pronto apareció, la traición de un gran amor o de alguien en quien confiábamos ciegamente, la pérdida de un empleo cuando más lo necesitábamos por tener muchas deudas o el vacío de una soledad no buscada ni deseada, la desesperación por una amenaza que no podemos controlar, la marginación de quienes esperábamos algo mejor que el rechazo y la derrota que nos hace colapsar por destruir nuestra confianza; es lo que nos lleva al fracaso y la humillación.

Frente a semejante escenario solamente nos queda reflexionar, meditar y darnos cuenta que debemos reiniciar de otra forma con nuevas ideas e iniciativas, con creatividad e inteligencia, de los cual no carecemos y tenemos en abundancia. Admitir que podemos equivocarnos y que no controlamos todo en la vida, pero tenemos el gran poder de rectificar y reparar ante lo que hemos fallado, fracasado o sufrido.

Para eso debemos saber diferenciar los que realmente podemos y debemos cambiar de aquello que no está a nuestro alcance y no amargarnos o acomplejarnos por tal razón. Dar un golpe de timón, cambiar el curso de nuestra vida, replantear sueños e ilusiones tan pronto sea posible y no perder el tiempo en lo pasado, nos ofrecerá tranquilidad, serenidad y seguridad.

Se abrirán nuevas puertas que antes creímos cerradas, aparecerán posibilidades que las habíamos descartado, nuevas ventanas se abrirán en el horizonte para contemplar más luz que solo oscuridad. Nada está perdido ni es demasiado tarde mientras haya suspiro de vida como de fe y si hay fe, hay esperanza y con esperanza siempre habrá un camino para emprender, para que en cada paso hacia adelante vayamos dejando atrás lo que nos encadenaba a la humillación y el fracaso en aras de recuperar la dignidad de nuestra existencia.
Marlon José Navarrete Espinoza.
23 de septiembre de 2018.

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