sábado, 22 de junio de 2019

CAMINANDO ENTRE LOS EXTREMOS DE LA IZQUIERDA Y LA DERECHA.

La extrema izquierda pretende desaparecer a la empresa privada, está contra el crecimiento del capital buscando ocupar el lugar de los empresarios para convertirse en el único gran patrón desde el estado, en el regidor por excelencia, deteriorando el progreso y controlando como si fuera policía secreta mediante el espionaje, la vida de los pueblos, aplastando con opresión toda manifestación de descontento-
No gusta de producir riqueza pero le encanta regalar lo ajeno o lo que no ha trabajado o no tiene en recursos financieros.
No le importa el individuo como persona creativa para crecer en la vida, le importa nada más la masa no pensante sin iniciativa para que no cuestione al gobierno en sus errores y desaciertos. No quiere enriquecer personas, solamente al estado y sus encumbrados dirigentes en abundantes privilegios mientras la población, sufre de carestía de la vida, atraso, pobreza, miseria e ignorancia.
Se convierten en parásitos del erario público, provocan estancamiento en la modernización de los medios de producción y en el crecimiento de la economía, generando mayores niveles de empobrecimiento. Los que viven bajo el dominio de este sistema son pueblos muy rígidos y disciplinados pero a su vez viven tristes, deprimidos, desilusionados, sin optimismo por la ausencia de oportunidades para el crecimiento personal y superación económica.

Al igual que la izquierda, la derecha radical no gusta de ver amenazado su monopolio y trata d asfixiar mediante leyes mercantiles e injustas, a las nuevas iniciativas privadas pequeñas junto a excesivos trámites burocráticos para eliminar a la competencia.
Con la derecha en el poder se acumula riqueza, la producción de bienes y servicios se multiplican, existe libertad de empresa y de iniciativa pero a su vez los oligopolios frenan la formación de nuevas ideas que desafíen sus productos e impiden el crecimiento de estos nuevos negocios. En pocas manos o grupo de poder, se controlan grandes proporciones de capital basado en la inmisericorde explotación de los recursos con mano de obra barata o salarios de hambre y de gente humilde sin posibilidades de crecer económicamente de forma independiente.

Vemos un fenómeno social imperceptible pero real y es que las personas que trabajan en estas condiciones son explotadas al máximo total hasta consumir sus energías y juventud, agotando su existencia sin esperar algo mejor del futuro y una vez que llegan a ese final de su vida útil para el exigente mercado laboral, son descartados como objetos desechables o como trapo viejo de tela podrida, lanzados a la calle del olvido y la ingratitud porque ya no sirven. Esta es la cultura del descarte que vivimos en los tiempos modernos bajo una concepción de máxima explotación y desecho.
Esto es el oligopolio, la acumulación exagerada de riqueza y abundancia de dinero y recursos en pocas manos, frente a una inmensa mayoría de explotados y relegados a condiciones indignas e inhumanas de atraso, pobreza y marginación.

En el presente las personas se han vuelto para ambos extremos ideológicos, en mercancía que se vuelve desechable cuando ya no pueden dar lo que se les exige. La ruta que transita el hombre moderno en su afán de vivir bien es: la acumulación – explotación – derroche – abandono y finalmente la inevitable decadencia.

Si bien es cierto que el éxito no debe ser regalado sino que debe costar sacrificios y esfuerzos, así como el crecimiento personal debe estar sujeto a verdaderos deseos de superación basados en las aspiraciones y anhelos o los sueños de cada quién; estos no deben ser bloqueados ni estrangulados por sistemas políticos e ideológicos que antagonicen con el progreso personal y colectivo en toda sociedad. Facilitar los medios de trabajo tampoco es regalar para fomentar holgazanería y que se aprovechen vividores u oportunistas sin escrúpulos. Lo correcto es abrir el camino para que aquellos que quieren trabajar y sueñan en grande, se animen a comenzar la carrera para alcanzar el éxito que desean y no implica por tanto, facilitarles en bandeja la meta a la cual aspiran llegar.Esto es igual a darle las herramientas a un obrero para que pueda desempeñar bien su trabajo y lograr el producto final con satisfacción para todos.

En este aspecto soy fiel partidario del capitalismo y de la derecha que abre puertas brindando oportunidades y así entre todos juntos logremos el crecimiento individual junto al de la comunidad y la nación. Algo a lo que todos tenemos derecho irrenunciable.

Ing. Marlon José Navarrete Espinoza.
22 de Junio, 2019.

MANAGUA.

lunes, 10 de junio de 2019

EL MÉRITO DE EDIFICAR TU VIDA.

La libertad es básica para que cualquier persona edifique su vida según sus convicciones y sueños. Al tener libertad en una sociedad pluralista en ideas, pensamientos, opiniones y conciencia, sin el temor de ser reprimidos o censurados bajo amenazas, es el mejor escenario para edificar mi ser y contribuir con la sociedad al mismo tiempo. Si yo me supero voy a transmitir este progreso a los demás. Llegará el día en que me convertiré en un ejemplo y podré sentir mi vida realizada con satisfacción y orgullo.

No olvidar que mientras estoy labrando mi destino necesito de quienes me rodean y que otros me acompañen en ese mismo camino de realización personal. Para construir el castillo de mi existencia debo comprender que además de mis derechos, están por sobre todo, el respeto al cumplimiento de mis deberes para con mi familia, mi comunidad, mi país y finalmente conmigo mismo. Cumplir mi deber para ganarme un derecho, no al revés.

Decidir con responsabilidad todo lo que debo hacer de la forma correcta sin que me obliguen, ni tampoco hacer lo que da la gana pasando por encima de otras personas. Lo primero me hace esclavo del poderoso y lo segundo me esclaviza a mí mismo, haciéndome daño.  No dar cabida ni al libertinaje ni al sometimiento. Tengo que demostrar al mundo la coherencia de mis pensamientos junto a las acciones de mi vida para tener integridad y credibilidad ante los demás. No necesito atentar contra mi propia integridad que cuesta tantos años construir.

Superarme en la vida no significa de ningún modo esperar todo regalado  de alguien más o del aparente generoso gobierno embustero y manipulador o de un dictador totalitario que quiere le venda mi alma, mi ser y mi conciencia a cambio de sus beneficios porque todo tirano me trata y me ve como a un muerto de hambre, sin ningún respeto por mí mismo. Subir en logros de la vida no quiere decir también la acumulación desenfrenada de riquezas con enfermiza ambición sin compartir nada olvidándome de quienes no están bien.

Sabiendo distinguir la frontera de entre lo racional y lo emocional, es ahí donde podré realizar mis sueños y alcanzar mis aspiraciones cumpliendo mis metas, sean pequeñas o grandes según mi capacidad real y sin importar el tiempo que me tome,  el esfuerzo que reclame o el precio en sacrificio que me exija. Con DIOS primero, el apoyo de quienes me aman y mi convicción de lo que quiero es como llegaré al triunfo verdadero.

Ing. Marlon José Navarrete Espinoza.

10 de Junio de 2019.