lunes, 10 de junio de 2019

EL MÉRITO DE EDIFICAR TU VIDA.

La libertad es básica para que cualquier persona edifique su vida según sus convicciones y sueños. Al tener libertad en una sociedad pluralista en ideas, pensamientos, opiniones y conciencia, sin el temor de ser reprimidos o censurados bajo amenazas, es el mejor escenario para edificar mi ser y contribuir con la sociedad al mismo tiempo. Si yo me supero voy a transmitir este progreso a los demás. Llegará el día en que me convertiré en un ejemplo y podré sentir mi vida realizada con satisfacción y orgullo.

No olvidar que mientras estoy labrando mi destino necesito de quienes me rodean y que otros me acompañen en ese mismo camino de realización personal. Para construir el castillo de mi existencia debo comprender que además de mis derechos, están por sobre todo, el respeto al cumplimiento de mis deberes para con mi familia, mi comunidad, mi país y finalmente conmigo mismo. Cumplir mi deber para ganarme un derecho, no al revés.

Decidir con responsabilidad todo lo que debo hacer de la forma correcta sin que me obliguen, ni tampoco hacer lo que da la gana pasando por encima de otras personas. Lo primero me hace esclavo del poderoso y lo segundo me esclaviza a mí mismo, haciéndome daño.  No dar cabida ni al libertinaje ni al sometimiento. Tengo que demostrar al mundo la coherencia de mis pensamientos junto a las acciones de mi vida para tener integridad y credibilidad ante los demás. No necesito atentar contra mi propia integridad que cuesta tantos años construir.

Superarme en la vida no significa de ningún modo esperar todo regalado  de alguien más o del aparente generoso gobierno embustero y manipulador o de un dictador totalitario que quiere le venda mi alma, mi ser y mi conciencia a cambio de sus beneficios porque todo tirano me trata y me ve como a un muerto de hambre, sin ningún respeto por mí mismo. Subir en logros de la vida no quiere decir también la acumulación desenfrenada de riquezas con enfermiza ambición sin compartir nada olvidándome de quienes no están bien.

Sabiendo distinguir la frontera de entre lo racional y lo emocional, es ahí donde podré realizar mis sueños y alcanzar mis aspiraciones cumpliendo mis metas, sean pequeñas o grandes según mi capacidad real y sin importar el tiempo que me tome,  el esfuerzo que reclame o el precio en sacrificio que me exija. Con DIOS primero, el apoyo de quienes me aman y mi convicción de lo que quiero es como llegaré al triunfo verdadero.

Ing. Marlon José Navarrete Espinoza.

10 de Junio de 2019.

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