EL CAUTIVERIO DEL PENSAMIENTO Y LAS
IDEAS.
Por
la sombra real o imaginaria de un personaje siniestro que nos intimida y somete
por el miedo, es que nuestras ideas y pensamientos no fluyen desde nuestra
mente hacia el mundo real, porque esa carretera
imaginaria donde ellos se transportan, ya está bloqueada.
La
primera víctima de la supresión forzada del pensamiento y el cautiverio de las
ideas, es la
creatividad. El miedo se apodera tanto de
la persona que considera un insulto o un delito expresar algo novedoso.
Multitud de iniciativas se pierden en el vacío y el olvido por este temor y no
olvidemos que si al día de hoy, vivimos con los adelantos científicos y
tecnológicos que disfrutamos, es gracias al ingenio de la creatividad. Pensemos
en todas las posibilidades que se pierden para siempre, porque la creatividad
no encuentra la puerta abierta de la iniciativa y la valentía.
Por
consiguiente lo que a continuación padece su desaparición como otra víctima
más, es el
arte, el cual es una expresión natural de
los dones de cada persona. Todos tenemos un don como un arte específico en
nuestro ser que espera ver la luz para salir a mostrarse como la máxima
realización en la creatividad. Al sentirse prisionero de la opresión malévola y
también de la censura, se inhibe de enseñar su verdadero rostro.
De
inmediato contamos como siguiente sacrificado a la iniciativa
personal. Como nadie se atreve a
contradecir al poderoso, se esconde o sale huyendo por los oscuros senderos del
sometimiento, el conformismo, la indiferencia y finalmente la esclavitud de la
mente e inevitablemente la esclavitud del cuerpo. Nuestro mundo moderno está
lleno de dolor y sufrimiento, a veces extremo y salvaje, lo que no desaparecerá
por sí solo sino hasta el día que tomemos la decisión de actuar y no solo
hablar.
De
ahí pasamos a la desaparición
de la personalidad o la identidad propia,
nos convertimos paulatinamente en máquinas programadas para actuar a
conveniencia del que maneja los botones del poder y controla los movimientos,
reprimiendo a la vez cualquier manifestación de libertad o independencia. Al
convertirnos en seres sin alma nos atrapa y cercena toda opción de creer y
actuar con criterio propio, nos roba la razón y nos transforma en algo parecido
a los animales amaestrados, sumisos bajo el látigo del castigo supremo de su
crueldad.
Lo
último y más valioso que perdemos es nuestro espíritu. Eso ocurre cuando nos roban la esperanza de
superarnos y subir en los peldaños del edificio de valores que nos llenan de
orgullo y satisfacción, riqueza y
proyección ante el mundo, fuerza y vitalidad de expresión libre.
Nada
peor que hacernos perder
nuestra individualidad única e insustituible en el momento que nuestras ideas desaparecen y nuestros pensamientos
están en la cárcel del miedo y el terror de la represión.
La
riqueza más grande es el respeto por uno mismo, el mayor tesoro es la paz
interior, la mejor fortaleza es mostrándome quién soy realmente y la grandeza más evidente es cuando soy humilde para
reconocer mis virtudes y también a su vez, mis limitaciones. No hay poder que
se imponga siempre y triunfe al ser avasallador, sino cuando sirve a los demás y
se alegra por ayudar a otros a ser mejores en su vida.
Soy
un héroe al mostrar que la razón está de
mi lado, pero no necesito un baño de sangre para imponerla, sino compartirla
con todos en debate e intercambio sano y civilizado, con respeto y tolerancia.
Ahí es donde cambia la fría y hostil amenazante oscuridad de la noche por el fresco
sereno de la alborada al amanecer.
Nunca
debemos renunciar a expresar o comunicar
nuestras ideas y pensamientos. De otro modo dejamos de ser seres
humanos. Hay un ser supremo al que llamamos DIOS y él nos hizo a su imagen y
semejanza por amor principalmente. Seamos dignos de ese don y regalo divino.
ING. MARLON JOSÉ NAVARRETE ESPINOZA.
MANAGUA. 4 de Octubre de 2019.
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