EL CINISMO INMORAL DEL TIRANO.
La
constitución política es la suprema ley que rige a cualquier país del mundo y a
la que deben supeditarse con la debida obediencia todos los ciudadanos de un país.
Sin
embargo la constitución en el caso de Nicaragua, ha sido violada y ultrajada por la dictadura en los
últimos diez años desde el mismo momento que la manipularon los que debieron
defender en la Corte Suprema de Justicia, solo para abrir el paso a una
reelección ilegal y expresamente prohibida por la misma en el año dos mil once.
En
ese instante comenzó la debacle institucional de cara a formar una dictadura
familiar en Nicaragua. Todas las instituciones estatales fueron cayendo en la trampa mortal del descrédito, el abuso
y atropello contra los ciudadanos al convertirse en espacios de dominio
partidario, ideológico y político de los caprichos del dictador.
Cínicamente
después de la insurrección ciudadana del 19 de abril de dos mil dieciocho, la
dictadura ha desplegado una corriente de opinión pública entre sus partidarios
y ante el mundo entero, que no puede adelantar elecciones porque se violenta la
constitución y que las sanciones internacionales atentan contra el derecho
internacional y atacan a un gobierno legítimamente constituido.
Si
algo ha demostrado el actual régimen además de ser genocida, violador de
derechos humanos y perpetrador de crímenes de lesa humanidad, es el de un
cinismo descarado e inmoral que llega a lo delincuencial por la sarta de
mentiras y falsedades que quieren imponer enterrando a la verdad que
desenmascara y desnuda sus crímenes atroces.
Por
la defensa de la vida, el orden y la ley, que permiten una convivencia sana y
pacífica de las comunidades y naciones del mundo entero de forma civilizada, no
se puede permitir en el derecho internacional, como en efecto lo es hoy en día,
que un dictador permita, promueva y autorice con impunidad, masacres en masa,
ejecuciones sumarias, cacería de ciudadanos desarmados como si fueran animales
salvajes, desapariciones forzadas, secuestros de personas inocentes,
encarcelaciones ilegales, torturas físicas y `psicológicas contra los detenidos
con saña y brutalidad que dejarán secuelas permanentes en las víctimas, juicios
amañados y manipulados para condenar a cientos de inocentes fabricando delitos
e inventando pruebas además de condenar sin garantizar la defensa del acusado y
el debido proceso, miles de heridos que no recibieron atención médica y
quedaron lisiados y marcados de por vida. Todo esto va contra el derecho
internacional y los derechos humanos universales y ninguna dictadura puede ni
debe quedar impune de responder por estos crímenes porque eso sería invitar a
otros políticos extremistas, radicales y déspotas a seguir el mismo mal ejemplo
porque saben que no habrá castigo al instalar regímenes autoritarios que luego
fácilmente se convierten en sanguinarias e insensibles dictaduras.
Desmantelando
la institucionalidad y la autoridad moral del estado, es como los populistas y
aspirantes a dictadores o monarcas absolutos, usan la democracia para subir al
poder y una vez ahí se dedican a corromper
y acabar con las leyes y el derecho de su nación. Así nada podrá
estorbarles en su camino maligno de perpetuarse en el poder, como si fueran los
únicos capaces de gobernar, se transforman en dueños de su país, no toleran
oposición y lo peor, en sus delirios de grandeza, se creen mesías intocables y
soberanos supremos infalibles que incluso pueden disponer de la vida y de la
libertad de sus ciudadanos a su entero antojo y conveniencia.
Por
si fuera poco el aumento en el costo de la vida, reflejado en los alimentos,
combustibles, perecederos, bienes inmuebles, energía eléctrica, agua potable,
telefonía, medios de cocinar, transporte, entre otros, hacen imposible
sobrevivir con una dieta saludable o menos pensar en un estado de salud óptimo
para la población.
El
precio es muy alto a pagar solo para que el tirano goce del poder a toda costa.
La economía de los hogares se derrumba mientras el dictador y sus allegados
viven en la abundancia, con gastos opulentos, derroche de recursos y
despilfarro de dinero que ofenden la dignidad humana y son una bofetada a la
honra de los ciudadanos que apenas sobreviven con muy poco, haciendo grandes
sacrificios viviendo en austeridad, privaciones de todo tipo y consumiendo sus
años de juventud y vida productiva sin lograr la superación y la prosperidad.
En una dictadura es prohibido soñar porque atenta contra los oligopolios y
monopolios protegidos por la dictadura, ya que a los ciudadanos los quiere solo
para el sometimiento y obediencia ciega. El pueblo se sumerge en la tristeza,
la depresión y la angustia. El peor crimen de un tirano es robarle la esperanza
y la felicidad a si patria.
El
que más vilmente viola la constitución es el `primero en invocarla y enarbolar
sus principios cuando se trata de defender su ilegítima permanencia en el poder
a cualquier precio por encima de las leyes, las libertades y los derechos
ciudadanos. Este es el cinismo descarado e inmoral de un rufián malhechor y mal
viviente que gobierna.
No
debemos confiar a cualquiera nuestras expectativas de paz, libertad y
democracia para tener un presente feliz y un futuro prometedor.
Marlon José Navarrete Espinoza.
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