viernes, 29 de marzo de 2019

EL CINISMO INMORAL DEL TIRANO.

La constitución política es la suprema ley que rige a cualquier país del mundo y a la que deben supeditarse con la debida obediencia todos los ciudadanos de un  país.

Sin embargo la constitución en el caso de Nicaragua, ha sido  violada y ultrajada por la dictadura en los últimos diez años desde el mismo momento que la manipularon los que debieron defender en la Corte Suprema de Justicia, solo para abrir el paso a una reelección ilegal y expresamente prohibida por la misma en el año dos mil once.

En ese instante comenzó la debacle institucional de cara a formar una dictadura familiar en Nicaragua. Todas las instituciones estatales fueron cayendo  en la trampa mortal del descrédito, el abuso y atropello contra los ciudadanos al convertirse en espacios de dominio partidario, ideológico y político de los caprichos del dictador.

Cínicamente después de la insurrección ciudadana del 19 de abril de dos mil dieciocho, la dictadura ha desplegado una corriente de opinión pública entre sus partidarios y ante el mundo entero, que no puede adelantar elecciones porque se violenta la constitución y que las sanciones internacionales atentan contra el derecho internacional y atacan a un gobierno legítimamente constituido.

Si algo ha demostrado el actual régimen además de ser genocida, violador de derechos humanos y perpetrador de crímenes de lesa humanidad, es el de un cinismo descarado e inmoral que llega a lo delincuencial por la sarta de mentiras y falsedades que quieren imponer enterrando a la verdad que desenmascara y desnuda sus crímenes atroces.

Por la defensa de la vida, el orden y la ley, que permiten una convivencia sana y pacífica de las comunidades y naciones del mundo entero de forma civilizada, no se puede permitir en el derecho internacional, como en efecto lo es hoy en día, que un dictador permita, promueva y autorice con impunidad, masacres en masa, ejecuciones sumarias, cacería de ciudadanos desarmados como si fueran animales salvajes, desapariciones forzadas, secuestros de personas inocentes, encarcelaciones ilegales, torturas físicas y `psicológicas contra los detenidos con saña y brutalidad que dejarán secuelas permanentes en las víctimas, juicios amañados y manipulados para condenar a cientos de inocentes fabricando delitos e inventando pruebas además de condenar sin garantizar la defensa del acusado y el debido proceso, miles de heridos que no recibieron atención médica y quedaron lisiados y marcados de por vida. Todo esto va contra el derecho internacional y los derechos humanos universales y ninguna dictadura puede ni debe quedar impune de responder por estos crímenes porque eso sería invitar a otros políticos extremistas, radicales y déspotas a seguir el mismo mal ejemplo porque saben que no habrá castigo al instalar regímenes autoritarios que luego fácilmente se convierten en sanguinarias e insensibles dictaduras. 

Desmantelando la institucionalidad y la autoridad moral del estado, es como los populistas y aspirantes a dictadores o monarcas absolutos, usan la democracia para subir al poder y una vez ahí se dedican a corromper  y acabar con las leyes y el derecho de su nación. Así nada podrá estorbarles en su camino maligno de perpetuarse en el poder, como si fueran los únicos capaces de gobernar, se transforman en dueños de su país, no toleran oposición y lo peor, en sus delirios de grandeza, se creen mesías intocables y soberanos supremos infalibles que incluso pueden disponer de la vida y de la libertad de sus ciudadanos a su entero antojo y conveniencia.

Por si fuera poco el aumento en el costo de la vida, reflejado en los alimentos, combustibles, perecederos, bienes inmuebles, energía eléctrica, agua potable, telefonía, medios de cocinar, transporte, entre otros, hacen imposible sobrevivir con una dieta saludable o menos pensar en un estado de salud óptimo para la población.

El precio es muy alto a pagar solo para que el tirano goce del poder a toda costa. La economía de los hogares se derrumba mientras el dictador y sus allegados viven en la abundancia, con gastos opulentos, derroche de recursos y despilfarro de dinero que ofenden la dignidad humana y son una bofetada a la honra de los ciudadanos que apenas sobreviven con muy poco, haciendo grandes sacrificios viviendo en austeridad, privaciones de todo tipo y consumiendo sus años de juventud y vida productiva sin lograr la superación y la prosperidad. En una dictadura es prohibido soñar porque atenta contra los oligopolios y monopolios protegidos por la dictadura, ya que a los ciudadanos los quiere solo para el sometimiento y obediencia ciega. El pueblo se sumerge en la tristeza, la depresión y la angustia. El peor crimen de un tirano es robarle la esperanza y la felicidad a si patria.

El que más vilmente viola la constitución es el `primero en invocarla y enarbolar sus principios cuando se trata de defender su ilegítima permanencia en el poder a cualquier precio por encima de las leyes, las libertades y los derechos ciudadanos. Este es el cinismo descarado e inmoral de un rufián malhechor y mal viviente que gobierna.

No debemos confiar a cualquiera nuestras expectativas de paz, libertad y democracia para tener un presente feliz y un futuro prometedor.

Marlon José Navarrete Espinoza.



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