martes, 28 de mayo de 2019

LA MALDICIÓN DE DANIEL ORTEGA Y SU FRENTE SANDINISTA.
En el reino de la mentira que vive, decía defender a los pobres, pero ya en el poder se enriqueció saqueando los bienes y dinero del estado obligando al país a vivir en la miseria y en condiciones paupérrimas mientras su familia y allegados viven como faraones con una riqueza mal habida y despilfarrando lo ajeno, es decir, el dinero del pueblo.
La militancia partidaria no debería estar por encima del respeto a la vida, la integridad y la honra de las personas. Esta militancia denigra y degrada a la persona hasta convertirla en verdugo de sus hermanos, instrumentos de destrucción y derramamiento de sangre, de torturas sádicas y comportamiento salvaje sin remordimiento de provocar los peores vejámenes, cegados por el odio bajo el servicio de una ambición de poder que nunca se llena.
En eso es en lo que ha convertido a sus militantes del frente sandinista, el tirano sanguinario de Ortega.

El mismo que ha saboreado la impunidad y atropellado las leyes y repartiendo injusticias, es también quién ha masacrado a sus jóvenes, a sus ciudadanos, aquellos que se suponía protegería. Siempre burlándose de sus oponentes y críticos, ahora se burla del dolor y la pena, de las lágrimas y la angustia de las personas que sufren el peso de su persecución y represión. Siempre ha sido un mentiroso, estafador, manipulador, arrogante y codicioso que desprecia el valor ajeno, las libertades humanas y los derechos.
Debería prohibirse de ahora en adelante a un sandinista volver al poder a como se le prohibió al Somocismo regresar a gobernar.

Ha destruido vidas enteras, familias enteras, a toda una patria en cuarenta años de calvario por soportarlo, ha humillado una y otra vez consecutivamente a sus ciudadanos y se ha reído de la desgracia de una país cada día más pobre, gracias a su saqueo y a sus fechorías, abusando de su poder para despojar lo ajeno.

División de las familias, destrucción de los hogares, guerras fratricidas, sacrificar a toda una juventud arrebatándoles un mundo de oportunidades y de la vida misma, una paz nunca alcanzada, atraso económico y miseria, injusticias y corrupción en todo el estado al ser invadidas las instituciones por su ideología fanática y caduca, obsoleta retórica política y su desprecio por la vida y lo sagrado de DIOS; es que este dictador con dominación paranoica ha atormentado a la nación desde Julio de 1979.

Sumemos a las guerras inútiles el alto costo en vidas, mutilados, exiliados, desaparecidos y torturas bajo la pesada bota de su opresión con su cinismo inmoral de un embustero chocante y repudiable.

En síntesis la maldición de Ortega y su frente sandinista ha sido la destrucción total de Nicaragua. Reflejada en su economía, la familia, el estado, la moral y decencia del pueblo, la política, las expresiones sociales, los derechos humanos y la libertad tanto de culto, de expresión, de organización y la aspiración a la superación.

Nunca más se debe volver a confiar en un Orteguista o en un sandinista para acceder al poder o tendremos otra tiranía perversa.

DIOS TENGA MISERICORDIA DE NICARAGUA.
Marlon José Navarrete Espinoza.
27 de Mayo 2019.



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