¡QUÉ FACIL ES OLVIDAR!
Resulta
tan fácil olvidar como parte de la ingratitud
con que pagamos en nuestra vida a todas aquellas personas que por alguna
razón les debemos mucho y al mismo tiempo somos complacientes en nuestro
recuerdo con quienes nos hicieron daño.
Voy
a referirme específicamente en este caso a la ideología rojo y negra del frente
sandinista como expresión partidaria, de gobierno y fuerza punitiva de una
tiranía desmedidamente indecente, brutal y obscena en la explotación y saqueo
de los recursos del país y del estado, así como siniestra en su maldad extrema
para cometer crímenes de lesa humanidad tratando de justificarlos a base de
miles de mentiras y manipulaciones.
Es
sorprendente cómo resulta fácil olvidar que esto lleva sucediendo desde hace
más de cuarenta años con escasas voces de protesta que señalan los hechos por
su nombre.
Los
empresarios y el gran capital se olvidaron que el mismo hombre con el que hicieron trato y negocios privilegiados
en los últimos diez años, fue el mismo quien los despojo en el pasado de sus
bienes, empresas y capitales y los obligo a ir al exilio a barrer las calles y lavar
inodoros como pobres asalariados sin derecho de reclamar.
Los
trabajadores olvidan que antes como ahora, bajo su tiranía no tuvieron, ni
tienen ningún derecho de protestar por mejores salarios o condiciones de
trabajo, ni menos por un trato más digno. Los empresarios más explotadores y
que dan mucho mal trato al obrero son precisamente los sandinistas, cobijados
en su discurso populista y demagógico.
Los
jóvenes habían olvidado en su mayoría que en los años ochenta los envió a combatir y morir a las montañas como carne
de cañón por miles y en el presente los sigue sacrificando como animales en
cacería.
Las
mujeres no recordaban que mancillo su dignidad y honorabilidad al arrebatarles
la paz en sus hogares y sus derechos
naturales de ser esposas y madres gracias al totalitarismo ideológico y por las
prácticas de sometimiento total a una fuerza machista del estado
revolucionario.
La
niñez fue manipulada bajo una enseñanza guerrerista donde todo debía ser
sometido por la fuerza de las armas justificando el odio a muerte.
La
iglesia le dio la mano e hizo amistad con el gobernante, que siempre los
aborreció y pretendió eliminarlos como fuera moral y de conciencia, porque
sabía que le estorbaban en sus oscuros propósitos de instaurar una dictadura
sangrienta y totalitaria a como lo ha logrado en el presente.
Las
fuerzas armadas que juraron defender la bandera azul y blanco contra toda
amenaza de destruirla, son los mismos que ayer en la guerra civil y hoy en la
dictadura, la han manchado de sangre inocente sin ningún remordimiento o pudor,
con todo cinismo y descaro, tratan de ocultarlo y además justificarlo,
auspiciado y animado por el dictador maligno.
Los
profesionales, los técnicos, los emprendedores y propietarios de negocios
pequeños no tenían trabajo y no podían llevar el gasto para mantener a su
familia, no había pan en la mesa en ese entonces, como tampoco lo hay ahora en
el presente bajo la bota de opresión del mismo que se ha enriquecido con creces
y disfruta el derroche en la abundancia, despilfarrando el dinero en lujos
extremos, endeudando más al país, mientras el pueblo sufre por no comer y pagar
altos costos de la vida.
Y
aún así desean dialogar con él y negociar elecciones que nunca querrá dar con
honestidad y transparencia. Es inmoral negociar con el verdadero terrorista y
asesino. Han perdido el horizonte solo por ganar votos en lugar de luchar para
sacarlo del poder. La gente no irá a votar sépanlo.
DIOS
hará el milagro como en 1990 pero hasta que el pueblo se lo merezca y se lo haya ganado con honestidad y pureza de intenciones. No sigan tomando decisiones
que por su orgullo, afectan al pueblo.
Ing. Marlon José Navarrete Espinoza.
20 de Enero de 2020.
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