martes, 18 de febrero de 2020

ACUERDO SOCIAL PARA TODOS.

Nicaragua está urgida de un acuerdo social entre todos los actores políticos y económicos de la sociedad, una vez acabada la tiranía y enviada al basurero de los recuerdos o de las pesadillas amargas que nadie querrá volver a ver.

No se trata de igualdad en la riqueza a como plantea el comunismo porque cada quién debe vivir de acuerdo a los méritos de su esfuerzo, su trabajo, su preparación en un oficio o profesión, sus aspiraciones y el grado de satisfacción personal por los logros alcanzados en vida. Proponer igualdad en la riqueza es a la larga una injusticia que afianza las desigualdades sociales. Siempre habrá una élite de privilegiados y un grupo de oportunistas que vivirán del sacrificio de otros que producen riqueza con su trabajo y son marginados y excluidos. Aquí se habla claramente de equidad pero en el acceso a las oportunidades de superación.

Por otro lado tampoco no significa vivir en la miseria o condiciones paupérrimas pretendiendo ser una sociedad igualitaria y a la vez ser esclavos del estado, sometidos al capricho autoritario de un solo partido en el poder a como proclama el socialismo marxista. Un poder único que aplasta las aspiraciones de cada individuo para formar una masa colectiva de enajenados sin derecho a poseer bienes y recursos de índole privado y particular. El socialismo arrastra el lastre de su pasado.

La ambición de riqueza desmedida como el acaparamiento de capitales en pocas manos, las que derrochan y despilfarran sin remordimiento ni conciencia, para sacrificar la próspera evolución económica de todo un pueblo, no es mucho menos la mejor opción de crecimiento y desarrollo para un país que cayó en desgracia.

En todo lo anterior, la persona, el humano como ser integral no tiene ni la más mínima importancia para el poder que gobierna. Para unos es nada más un sirviente del estado y para otros una estadística de generación de ganancias, pero para ambos, su ídolo es el dinero acumulado desproporcionadamente que engendra más pobreza.

Los deseos de odio y aniquilación mutua deben dar paso a los deseos de amor y compasión.

Todos esos sistemas son deshumanizantes. La izquierda radical fanática es enemiga de la iniciativa privada y el comercio, pero la derecha ultra capitalista acapara la riqueza  en pocas manos sin ofrecer opciones. Ambos extremos son inmisericordes con las personas, insensibles con el sufrimiento de sus ciudadanos, depravados en sus intenciones.

Lo básico sería decirle al estado: “Déjame trabajar, no bloquees mi progreso, no acapares las oportunidades, déjame avanzar en mi crecimiento emprendedor y empresarial y a cambio ofreceré mejores salarios, más plazas de trabajo, mayor capacitación profesional a mi personal y el pago justo de mis impuestos para que el señor gobierno brinde educación y salud de calidad integralmente y a su vez de forma honrada, mejore toda la infraestructura productiva, industrial, agropecuaria y de construcción civil que se reclama en todo el país”.

Lo único que hace progresar a una nación para salir de la pobreza y de todo el atraso tecnológico, social y cultural; es la creación de riqueza colectiva a través de la inversión de capital, fuentes de trabajo y acceso a mejor educación. Esta es la fórmula para tener calidad de vida.

Es una soñada aspiración que el profesional, el obrero, el técnico, el agricultor, el campesino, el indígena, la mujer emprendedora, la juventud enérgica, el empresario pequeño o grande, todos y cada uno puedan producir en paz y sin obstáculos en el lugar que les corresponde.

Nicaragua ha experimentado todos los extremos de las ideologías políticas en su historia con resultados catastróficos y desastrosos. Una generación tras otra sufrió los vejámenes, atropellos y crímenes del poder en el estado secuestrado por políticos mediocres, farsantes, deshonestos, enloquecidos de enriquecerse, a la vez de embrutecidos por la ambición de acumular un poder total y absoluto a su merced.

Para tener éxito en el presente y futuro sin cesar, debemos mirar a DIOS en el horizonte de nuestra historia.

Ing. Marlon José Navarrete Espinoza.
Managua, 19 de Febrero de 2020.



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