jueves, 29 de octubre de 2020
INVOCAR SOBERAN{IA NO ES LIBERTAD PARA VIOLENTAR DERECHOS DE UN PUEBLO.
INVOCAR SOBERANÍA NACIONAL NO ES JUSTIFICACIÓN PARA REPRIMIR DERECHOS.
Después de recibir más sanciones de Estados Unidos y de Europa, además de la resolución en la última sesión de la OEA donde se dio un plazo hasta Mayo del 2021 a la dictadura de Ortega para hacer reformas electorales; este régimen alude que dicha resolución es injerencista y lesiona la soberanía nacional.
Nada más cínico e hipócrita de una tiranía déspota, sangrienta sin escrúpulos y por demás horrorosamente mentirosa. A esto se suma la inexplicable postura del secretario de la OEA, Señor Luis Almagro, quien no contempla la ilegitimidad del régimen, ni la alteración del orden constitucional en Nicaragua, cuando las evidencias son tan abrumadoras y abundantes.
Sin embargo, lamentablemente este señor se hace el ciego junto a otros miembros de la comunidad internacional y mientras tanto el pueblo nicaragüense se desangra por las injusticias, la represión, la violación a todos sus derechos constitucionales y humanos, aumenta el sufrimiento de los presos políticos o de conciencia y por último la creación de leyes que convertirán al país en una gran cárcel, una nación encerrada en un estado de sitio, un pueblo silenciado con miedo a la libertad, oprimiendo la libre expresión y pensamiento como destruyendo la libertad religiosa, sobre todo de los católicos, mediante la persecución, asedio y profanación de los templos y los sagrarios, expulsión de sacerdotes e insultos y ofensas groseras a líderes de la iglesia. Tanta doble moral e hipocresía resulta repugnante para la dignidad humana.
La legitimidad de un gobierno no es solamente por ganar elecciones limpiamente y con participación democrática libre, que no es el caso de la dictadura Orteguista, sino un gobierno que respeta la ley, la constitución política de su país y el respeto por las libertades y derechos de sus ciudadanos a través de promover la armonía y convivencia pacífica de su nación, no es polarizando y fomentando el odio entre hermanos de una misma patria. Es más fácil promover el odio que la reconciliación y la paz con tal de mantenerse en el poder a cualquier costo, pero ese alto precio el que lo paga es el ciudadano.
Cuando una dictadura reclama que toda iniciativa civilizada de ayudar a su país en crisis política, social y económica por quebrantar las reglas democráticas, lo que realmente está diciendo es que lo dejen robar y matar en paz a su pueblo. Todo lo demás es pura burocracia diplomática y demagogia politiquera.
Lo que es evidente es que los nicaragüenses no solo estamos indefensos ante una tiranía vengativa y maligna, desamparados frente a sus atrocidades, sino que estamos solos ante organismos regionales que debían ayudarnos, pero nos dejan a merced de la perversidad del dictador que no conoce límites. La salida sigue siendo exigir al dictador su renuncia y su salida para lograr la libertad.
DIOS NOS AYUDE Y AMPARE.
ING. MARLON JOSÉ NAVARRETE ESPINOZA.
MANAGUA, 24 DE OCTUBRE DE 2020.
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