domingo, 17 de agosto de 2025

ULTRAJES A LA DIGNIDAD DE PERSONAS Y CIUDADANOS. Añorando todo lo que se ha ido perdiendo, empezando por la libertad y en consecuencia la democracia, pasamos los días tragándonos el sabor amargo de la represión inmisericorde de una tiranía despiadada y maligna desde sus propios inicios y raíces en julio de 1979. Los años ochenta de la primera dictadura militar sandinista no fueron un sueño romántico idílico, fue una espantosa pesadilla de sangre inocente derramada, miseria para las mayorías y abundancia para los gobernantes, robos, confiscaciones y hambre masiva. Por eso mismo resulta que tener compasión o pesar por el opresor que no lo merece, es lo mismo que ser cómplices de su represión, ayudándole a continuar el suplicio de las víctimas oprimidas. La destreza del malvado al simular bondad es la profecía que viene lo peor. Vivir libres aún con defectos y errores es ideal y oportuno que acostumbrarse a la esclavitud que le va arrebatando en silencio y paulatinamente a los ciudadanos la capacidad de soñar y aspirar a algo mejor para sus vidas. El socialismo te tumba a golpes, te patea en el suelo para humillarte y hacerte llorar de impotente y luego te pide que le des las gracias por no matarte. Eso es lo que hemos vivido desde julio de 1979, una humillación permanente, ultrajes a mansalva que hieren y ofenden la dignidad de personas y ciudadanos. Nos avergonzamos de un país, pero es más bien de un régimen que no da nada y lo quita todo, no vemos un sistema educativo edificante pero sí uno que adoctrina en masa a los niños y jóvenes para convertirlos en mansos y sumisos esclavos del capricho ideológico de la dictadura. Un sistema de salud deprimente con pésima atención pública a las personas y en todos los niveles de gobierno. La corrupción, el derroche, el despilfarro sin control y el saqueo sin escrúpulos del dinero estatal, una sobre explotación de impuestos a todo el país, cobrando de más injustamente, coacción y coerción a quienes desean emprender o trabajar y así se les quita el bocado de comida, no dejan a nadie asomar la cabeza que respire porque su ambición y codicia no conoce de consideraciones ni menos de compasión. La comida excesivamente a precios elevados cada vez más inalcanzable a la mayoría de la población. No existen medios de comunicación independientes con diversidad de criterios y por eso nos hay dónde quejarse o denunciar el mal proceder. Todo este escenario nacional junto es una bomba de tiempo. No ha explotado solo porque nadie quiere ser el primero en morir por los disparos criminales de los pretorianos y porque no hay un liderazgo visible honesto en la oposición, solamente los mismos vividores y oportunistas de siempre. Los mismos que ayer le ayudaron a la tiranía a ganar poder. Yo insisto que Dios nos está castigando con este sufrimiento porque no entendemos ni aprendemos la lección, ni mucho menos cambiamos para realmente levantar algo mejor. Ya nos habíamos librado de toda esa lacra revolucionaria marxista comunista. Pero el milagro de 1990 no lo cuidamos ni lo agradecimos, al contrario, fue cuando peor nos portamos, más bien los políticos. Dios nos dará otro milagro hasta que lo merezcamos y lo sepamos valorar y agradecer. Ing. Marlon José Navarrete Espinoza. 17 de agosto de 2025.

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