MORAL RELATIVA.
En
tantas ocasiones he escuchado decir a muchos sandinistas que cada quien tiene
su verdad, usted tiene su verdad y yo tengo mi verdad afirman escuetamente. Con
esto lo que hacen es demostrar una doble moral, además de falta de honestidad y
cinismo. Lo hacen porque, cuando les conviene aceptan lo que es verdadero y
cuando no les conviene lo desechan o rechazan. Todo para esconder sus
hipocresías, fechorías, crímenes y perversidades, pero la verdad sobresale por
sus propios hechos incuestionables y tan claros como el brillo del sol.
Ese
es el efecto que provoca la izquierda radical o socialista cuando asume el
poder por la vía democrática en cualquier país de América latina. Causan
estragos en la economía con sus medidas populistas con las que pretenden
cambiar el sistema político, sacrifican la estabilidad social y financiera por
imponer su ideología en todas las esferas de la vida nacional, crean dudas e
incertidumbre en el futuro inmediato y encienden el miedo o el pánico en la
población con sus proyectos políticos extremistas que atentan contra la paz
social y la tranquilidad que tanto ansían los pueblos.
Es
igual también a como muchos que se dicen cristianos manipulan las sagradas
escrituras e interpretan a su antojo la biblia, la palabra de Dios. Suelen
tomar como ejemplo lo que les conviene y lo acomodan a sus intereses mezquinos,
falsedades y mentiras de sus actuaciones y lo que no les conviene lo hacen a un
lado. Estafan a sus feligreses y manipulan la religión para servirse de ella y
hacerse ricos.
Todo
esto es moral relativa en cuanto a la verdad se refiere, pero la verdad es
única, una sola, inmutable e irreemplazable, no se deforma con manipulaciones o
deformaciones egoístas para cubrir una mala conducta o delitos ni mucho menos acomodarla
a la conveniencia de cada quién.
En
este escrito estoy señalando, por supuesto a los pastores evangélicos
charlatanes y falsos en su gran mayoría y por sobre todo a los políticos de
izquierda radical socialista que en realidad siguen siendo marxistas y quienes
han degradado la dignidad de sus pueblos y degenerado a la política a una
pandilla delincuencial de lacras estafadores, saqueadores del estado,
depredadores de los caudales públicos, aliados del crimen organizado,
explotadores de sus pueblos y no les importa su sufrimiento con tal de
mantenerse en el poder a toda costa y todo precio.
Hablo
aquí de Hugo Chavez, el genocida asesino terrorista Daniel Ortega, Nicolás
Maduro, Evo Morales, Cristina Fernández, Manuel Zelaya y últimamente de Andrés
Manuel López Obrador en México. Hay excepciones como la izquierda progresista
demócrata de España, Uruguay y Chile. Pero los tiranos, todos comenzaron con los mismos pasos y
llegaron al poder democráticamente para después ir paulatinamente suprimiendo la
democracia y convertirse en dictaduras.
Le
verdad siempre brillará y se impondrá por encima de todo.
Ing. Marlon Navarrete.
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