viernes, 17 de julio de 2020

HASTA CUÁNDO SEGUIREMOS ESCUCHANDO EL LLANTO.

Hasta hace muy pocos días, fueron asesinados otros dos campesinos al norte de Siuna Caribe norte, en la zona de las Minas a manos de armados con uniformes militares. Más doloroso que el propio crimen, fue ver a los niños llorando la muerte de sus padres en el sepelio y los lamentos desgarradores de las esposas y demás parientes.
La gente honrada y trabajadora está siendo criminalizada y en el peor de los casos, sin piedad asesinada impunemente, mientras los verdaderos malhechores o  criminales son premiados y gozan de privilegiada libertad para cometer sus fechorías con la venia de la dictadura, en contra del indefenso y desamparado pueblo de Nicaragua.
Es indignante que después de toda la represión y atropellos a los derechos humanos que han pasado, a la dictadura la sigan tratando con mano de seda o paños tibios y hasta le ofrezcan una salida honorable de unas elecciones supuestamente democráticas. Yo me pregunto si  a Somoza se le exigió a una sola voz su renuncia, de parte de la comunidad internacional, organismos de derechos humanos del mundo e inclusive la OEA, junto al pueblo insurreccionado de Nicaragua  en ese tiempo, de la misma manera no se le exige a Ortega que se vaya y abandone el poder, si es un dictador más brutal, más corrupto y más sanguinario, falaz, mentiroso y genocida que Somoza mismo. Mientras el tirano vive en su cueva con todas las abundancias de su ostentosa y faraónica riqueza, el pueblo se retuerce en la miseria.
Lo peor es que mucha de la oposición siguen peleando puestos o buscar una inmoral negociación con el dictador, abandonando el verdadero objetivo de la revolución cívica de Abril del 2018. Como si no supieran de quién se trata, están esperanzados con vanas ilusiones de una reforma electoral y de unas elecciones transparentes en el 2021. Perdiendo el tiempo están, como a la vez legitimando al genocida y dándole vida y oxígeno a como en el pacto con Alemán.
Apartando esa desgracia, yo debo decir que cada lágrima derramada desde lo más profundo del dolor humano en las familias de las víctimas, es una súplica que se eleva al cielo y se convierte en oración ante la presencia Divina de DIOS. Ese grito amargo de un sufrimiento inmerecido no quedará sin respuesta del Todopoderoso.
Pero es también innegable que mientras la comunidad internacional siga dándole tregua o  largas a la dictadura con sus notas de prensa y pronunciamientos que en nada detienen a la criminal tiranía y la oposición se continúe enredando en elecciones o reformas que nunca verán la luz del sol, siendo a la vez insensibles con el dolor del pueblo; seguiremos escuchando las lágrimas y llantos desgarradores de los niños, las madres, los ancianos y de todo un pueblo.

Ing. Marlon José Navarrete Espinoza.
17 de Julio de 2020.


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