MI
MAYOR ÉXITO PROFESIONAL Y LOGRO PERSONAL HASTA HOY.
Deseo compartir lo que ha sido hasta
el día de hoy, mi más grande éxito profesional y realización de meta personal como ingeniero formulador. No lo
hago con el ánimo de hacerme propaganda o presumir, nada de eso, por el
contrario debo decir que el final no fue nada dulce ni satisfactorio como
hubiese querido.
Entrando en materia, ocurrió hace
veinte años en el fondo de inversión
social de emergencia FISE, donde llegue buscando una oportunidad de empleo y el
entonces director de área de formulaciones de proyectos me hizo saber que había
una enorme cartera de proyectos sociales financiados por la comunidad
internacional para sectores rurales muy empobrecidos y que dicha cartera de
proyectos estaba a punto de perderse porque lo donantes iban a retirar los
fondos en pocos días, si dichos proyectos no eran formulados a la mayor
brevedad posible.
Obviamente yo solo no iba a poder con
semejante paquete, así que le sugerí al director que podía contactar a muchos
amigos y compañeros egresados o de último año de la carrera de ingeniería para
que ayudaran a formular y no se perdieran el dinero de los donantes, pero sobre
todo, una gran cantidad de inversión social en municipios de pobreza extrema
perderían esas obras de mitigación de sus necesidades urgentes. Así luego
converse con el decano de la facultad de ingeniería civil, que era mi amigo y
sin acuerdo ni convenio previo, dispuso enviar a un grupo de 40 egresados y
estudiantes de último año de la carrera para ayudar a formular los proyectos de
inversión social. Yo fui el número 41, el último en pedir una oportunidad y me
la dieron porque yo hice el enlace y la gestión para ayudar a que no se
perdiera la inversión.
La única condición de la institución
gubernamental, era que los honorarios no se pagarían a los formuladores con el
tres por ciento a como se acostumbraba entonces, sino que debían cobrar
solamente el uno por ciento por cada proyecto formulado para entrar a trabajar.
Cabe destacar que el otro problema que tenía el fondo de inversión social, era
que muchos ingenieros irresponsables habían dejado abandonados los proyectos
sin terminar de formularlos y estos corrían el peligro de perderse también por
esa razón y no les gustaban las condiciones de duro esfuerzo físico de trabajo
en zonas rurales remotas en las montañas y caseríos lejanos. Un sacrificio que
los más jóvenes y desempleados ingenieros, sí estábamos dispuestos a hacer.
El alcance y resultado final fueron
mucho más de lo esperado y de un éxito extraordinario. En total se formularon
639 proyectos de inversión social en área rural, y al final el costo de
construcción para cada proyecto ya formulado fue de ciento sesenta mil córdobas
(C$160,000.00) de los seiscientos veinticinco mil trescientos cincuenta (C$
625,350.00). estimados a pagarse en un inicio por la construcción de cada uno
de ellos. Eso significó un ahorro neto de cuatrocientos sesenta y cinco mil,
trescientos cincuenta córdobas (C$ 465,350.00) en cada proyecto, es decir un
ahorro del 74.5% por cada uno y a nivel global.
El ahorro generado en recursos
líquidos a la nación fue de doscientos noventa y cinco millones de córdobas (C$
295,000,000.00) más de veinticuatro millones de dólares (U$24,000,000.00) en ese entonces. En lo personal yo formule 15
proyectos de inversión social y de mi trabajo le genere una inversión al país
de dos millones cuatrocientos mil córdobas (C$ 2,400,000.00) equivalentes a unos
U$ doscientos nueve mil cien dólares (U$209,100.00), en proyectos de escuelas
rurales, aulas multigrado para primaria y pre escolar, letrinas, puesto de
salud, pozos de agua potable y saneamiento comunitario, en municipios de
extrema pobreza.
Orgullosamente puedo decir que le
servimos a la patria sin ambiciones, ni condiciones.
Junto a dos compañeros colegas, uno de
ellos ya fallecido por leucemia, recorrimos grandes distancias a pié para poder
llegar a los sitios donde se construirían los proyectos. Caminamos varios
kilómetros montaña adentro, a veces por veredas espesas de maleza y árboles muy
solitarias, cruzando abismos profundos sin puentes, colgados de una rama como
Tarzán o abrazados como mono a un tronco de árbol sobre una quebrada muy honda
y lo admito sin pena, con mucho miedo de caer porque no nos salvaría nadie en
lugares tan remotos, cruzamos a pié también ríos caudalosos con temor,
caminando sobre piedras usadas como puente sobre el agua, anduvimos por enormes
y empinadas cañadas muy profundas, las que provocaban mucha fatiga, sin comer
nada y apenas una botella de agua para calmar el excesivo sudor y sed. Cada día
era una odisea y una meta. Así cumplimos nuestro deber y compromiso.
Cuando todo terminó, no hubo para mí
ni felicitaciones, ni reconocimiento alguno, sino que todo el mérito y
gratitudes se lo dieron a quienes no se lo habían ganado, ni siquiera habían
participado o sabían de algo de mi iniciativa de la cual fui gestor y mediador
cuando yo reclute a los participantes y lleve las listas recomendando a los
mismos. En la ceremonia de clausura no fui invitado ni me dejaron entrar, sino
que vi de largo al cínico rector de la universidad quién pidió me excluyeran y a
los turbas de la UNEN con las autoridades del FISE comiendo y sonriendo. A
ellos les entregaron sendos diplomas de reconocimiento y gratitud. A quienes no
hicieron nada o participaron, ni mucho menos les importo apoyar o ayudar en los
proyectos. Por cuestiones políticas fui excluido y marginado en la ceremonia de
agradecimiento y del reconocimiento final. Inclusive en la lista final oficial
de participantes aparecían inscritos cuarenta colegas, el número cuarenta y
uno, que era yo, fui borrado de dicha lista oficial.
Al partir de ese lugar muy molesto, el
director de formulaciones salió a buscarme y cuando me alcanzo me dijo que
comprendía cómo me sentía y que aunque fuese solo personalmente, me daba las
gracias por mi gestión, que gracias a mí se habían logrado salvar los proyectos
y mucha gente fue beneficiada con una eficiencia impresionante, además admitió
que nadie había hecho lo que yo logre desinteresadamente en ese tiempo, con el éxito, la eficiencia,
el alcance y los beneficios para tantas personas, un triste ingeniero egresado
había salvado la cartera de proyectos sociales. Me dio la mano y me deseó buena
suerte.
Hasta el año 2005, trabaje como
ingeniero formulador en otros lugares y después he tenido que hacer de todo
trabajando como administrador de finca de café, chofer de zacate para ganado,
arriar ganado por caminos de largas distancias en kilómetros para llevarlo a
comer y beber agua, vendiendo libros y discos usados, haciendo maquetas de fincas
y paisajes, manualidades de reciclaje, despachador de tienda, vendiendo
chileros y comprando juguetes usados para revenderlos. Ha sido difícil pero le
doy las gracias a DIOS por vivir esas experiencias.
Lo importante es que ante DIOS y la
Patria, yo sé lo que hice y lo que logre entonces y que fue ahorrarle al país
millones de dólares en costos sin sacrificar calidad en infraestructura, por un
salario extremadamente bajo, además de que no se perdiera el dinero para
formulación que los donantes exigían y así paliar la pobreza de muchas familias
y lo más sobresaliente es que se beneficiaron miles de campesinos y gente muy
pobre del campo con los proyectos construidos de inversión social. Miles
tuvieron motivos para alegrarse y sonreír al ver las obras concluidas y creo que
ahí estuvo mi paga y gratitud y tengo algo grande de qué enorgullecerme.
Este ha sido mi logro profesional más
grande desde hace veinte años y quise compartirlo.
Ing.
Marlon José Navarrete Espinoza.
Managua
5 de Julio de 2020.
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